domingo, 13 de febrero de 2011

Sale el sol.


Y un día después de la tormenta, cuando menos piensas, sale el sol. De tanto sumar pierdes la cuenta,
porque uno y uno no siempre son dos.
Te lloré hasta el extremo de lo que era posible, cuando creía que era invencible.
No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante, y lo mejor siempre espera adelante.

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